lunes, mayo 22, 2006

Al abrir los ojos
disfruto del cielo que nos arropa.
Ante la inocencia de nuestra desnudez
sin ataduras transmitimos
lo que ambos sentimos.
Con coro de gaviotas
escuchamos lo que nos dice
nuestro corazón.
Caballos blancos cabalgan
hasta la orilla de nuestro aposento
para tomar un poco
de nuestra realidad.
Quisiera que el tiempo
hiciera a un lado su rigidez
y se fuera de vacaciones
para así tomar un poco más
de este vino enloquecedor
que libera lo que somos
ante quién nos corresponde.
Ambos pertenecemos
a las palabras que nunca
habrán de decirse
para fundirlo al sentimiento
que nunca podrá
entenderse.


NUM-18

2 comentarios:

Coral dijo...

"Ambos pertenecemos
a las palabras que nunca
habrán de decirse
para fundirlo al sentimiento
que nunca podrá
entenderse."

Me agrada esta parte, me agrado tu texto.

Saludos y devuelvo visita.

PEREGRINO dijo...

Saludos. Que bueno que te haya gustado esa parte. Y de igual manera...seguire leyendote.